Todos somos conscientes de la importancia de tener una buena tasa de reposición, es decir, que oscile entre un 40-50%, ya que distanciarnos mucho de estos parámetros nos puede llevar a hipotecar el futuro de la granja, PERO ¿somos conscientes de la importancia de la rotación del personal y los costes que ello conlleva? Y no sólo nos referimos a los costes directos por nueva contratación y/o despido, sino al tiempo empleado en la nueva formación del operario, su adaptación al entorno, gastos de material, etc.
En los últimos años se ha mejorado mucho en numerosos aspectos de la producción porcina: genética, instalaciones ganaderas, temas sanitarios, etc. PERO ¿qué hemos hecho respecto a la formación del personal? ¿Acaso no somos conscientes de que no obtendremos el máximo rendimiento de todas las mejoras realizadas en otros aspectos si no somos capaces de contratar personal cualificado o, en su defecto, invertir en su formación? Sí, ya sé, que la primera pregunta será ¿Para qué voy a invertir en alguien que, en cuanto le ofrezcan un trabajo mejor o más remunerado, nos abandonará o, peor aún, se irá a la competencia?
Cierto, pero yo tal vez me haría otra pregunta ¿Qué hemos hecho nosotros para dignificar nuestro oficio e implicar y motivar al personal a sentirse que forma parte de nuestra empresa o proyecto? Y una segunda pregunta relacionada con la primera: si le ofrecen un trabajo mejor o más remunerado, ¿a qué nos referimos con un trabajo mejor y/o más remunerado? y, ¿qué parte de responsabilidad tenemos en ello?
Tomémonos unos minutos para reflexionar sobre ello.
En los últimos 4 años he estado trabajando en diversas empresas y puedo afirmar, sin ninguna duda, que la mayoría de problemas que me encontraba estaban directamente relacionados con el manejo y más implícitamente con la carencia de formación e implicación del personal en sus tareas. ¿Sobre quién recae directamente la responsabilidad de que esto sea así? Es evidente que todo lo que sea consecuencia directa del manejo recae sobre el operario pero ¿estaba éste lo suficientemente preparado e instruido para poder realizarlo? Si la respuesta es SI, quizá tengamos que replantearnos su continuidad en la empresa en el peor de los casos ya que es posible que nos encontremos ante un problema de actitud pero si la respuesta es NO (y en la mayoría de los casos ésta es la respuesta correcta) quizá tendríamos que replantearnos qué modelo de trabajo queremos para nuestra empresa.
Podríamos poner muchos ejemplos pero, podemos empezar valorando cuánto nos cuesta al mes un empleado.
Salario neto percibido: 1.243€ (muchos no llegan ni a esto) y un coste mensual para la empresa de 2.000€
¿Cuántas veces habremos oído decir al veterinario: ”Cuando están todos los dosificadores puestos igual es mala señal”, eso quiere decir que no hay nadie que los gestione o controle correctamente debido a que son tareas delegadas a personal sin formación o conocimiento, o simplemente debido a que era responsabilidad de alguien que ya ha abandonado la empresa y al nuevo operario no se le ha notificado correctamente cuáles son sus tareas o atribuciones, con el consiguiente perjuicio que pasamos a desglosar a continuación.
Supongamos una granja de tipo medio con unas 1.500 cerdas productivas de las cuales aproximadamente 700 se encuentran en gestación confirmada en la que, por algún motivo (normalmente asociado al manejo), no se han regulado las raciones durante el último mes. Esto implica que las cerdas están consumiendo una media de 800 g por encima de lo necesario. Si el precio del pienso es de 19,4 ct / kg, los 800 g costarían 15,52 ct, durante 30 días para 700 cerdas, lo que suma un total de 3.259,2 € de gasto sólo por un mal manejo de la alimentación en la zona de gestación control.
La diferencia entre el costo mensual del trabajador (2.000€) y un simple pero muy común error entre personal no cualificado (3.259,2 €) asciende en un solo mes a 1.259,2 €
A partir de ahí que cada uno saque sus conclusiones.